sábado, 4 de febrero de 2017

Las Conversaciones de Astaná sobre Siria


Las Conversaciones de Astaná sobre Siria
Negociaciones en la estepa

por Ramiro Rodriguez Bausero
4/2/2017


Los pasados 23 y 24 de enero se celebraron en Astaná, la capital de Kazajstán, una nueva ronda de conversaciones relativas a la guerra civil que desde hace casi seis años asola territorio sirio. En esta instancia confluyeron a la ciudad kazaja representantes del gobierno de Bashar al-Assad, de los grupos opositores al régimen, también de los gobiernos de Rusia, Turquía e Irán, así como el Enviado Especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura.
Este nuevo intento de acercamiento de las partes, aprovechando la hospitalidad y el interés del gobierno kazajo de tomar mayor visibilidad en la escena internacional en sus intentos de posicionar al gran Estado centroasiático como importante actor regional, presenta algunas novedades que distinguen este encuentro respecto de los anteriores.
En primer lugar, se advierte un mayor alineamiento entre Turquía y Rusia, países que llegan a Astaná – junto con Irán – patrocinando una posición común, o por lo menos una posición más cercana que la que ambos Estados tenían hasta hace poco tiempo. En este sentido, Ankara habría suavizado su interés en la finalización del régimen de al-Assad, seguramente a la luz de los distintos frentes abiertos que el gobierno de Erdogan tiene que atender, tanto a nivel externo como interno, como son la seguidilla de atentados terroristas en territorio turco y el combate tanto dentro como fuera de fronteras de movimientos y fuerzas kurdas. 
El comunicado conjunto emitido en esta ocasión[1] establece la creación de un mecanismo trilateral que asegure el pleno cumplimiento del alto al fuego pactado el 29 de diciembre de 2016, así como prevenir cualquier provocación que pueda amenazar la tregua pactada. Asimismo, se establece que lucharán de forma conjunta contra ISIS y el Frente al-Nusra, grupo que recientemente cambió su nombre para Jabhat Fateh al-Sham.
Estas conversaciones, que continuarán a fines de febrero en Ginebra – luego de posponer la fecha originalmente prevista del 8 de febrero - , presentan algunos aspectos que pueden obstar al efectivo cumplimiento de los puntos acordados. Para empezar, el hecho de que no todos los grupos opositores están representados en ellas. En efecto, el llamado Consejo Democrático Sirio del noreste del territorio – de fuerte presencia kurda -no habría recibido invitación por parte de Moscú para esta cita en Kazajstán. Adicionalmente, el poderoso grupo opositor Ahrar Al-Sham declinó su participación en esta reunión por la continuación de los enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales en la periferia de Damasco.
Asimismo, las partes en conflicto no se vieron las caras directamente en esta reunión – salvo en la ceremonia de apertura - , a pesar de que era lo deseado, ante la negativa de los rebeldes a hacerlo, en virtud de la continuación de los enfrentamientos en las afueras de Damasco – particularmente en la zona de Wadi Badara, localidad de gran importancia estratégica por ser el principal abastecedor de agua potable para la capital siria - , y también debido a la incorporación de Irán a la mesa de negociaciones, Estado que ha estado históricamente aliado al régimen de los Assad.
Por otro lado, se advierten diferencias en cuanto a los objetivos de cada parte. La delegación del gobierno sirio se habría planteado la meta de llegar a una deposición de las armas por parte de los grupos rebeldes. Del lado de estos grupos, que como fuera dicho, carecen de una representación clara y total de toda la oposición a Al Assad, el único interés en este estado del conflicto  es el de consolidar el alto al fuego de diciembre pasado, y lograr  la retirada del país de las milicias respaldadas por Irán, para lo cual es importante en este sentido la presión que puedan ejercer Rusia y Turquía sobre Teherán. Para más adelante quedarían las cuestiones relativas a la ayuda humanitaria y la liberación de prisioneros.
Del lado de las potencias regionales, particularmente de Rusia, se avizoraría el interés en trabajar para arribar a una solución política de la situación siria más allá del alto al fuego. En  este sentido, algunos analistas llaman la atención respecto del mayor interés de Moscú de acercarse a los grupos suníes, además de sus aliados chiíes y alawitas del gobierno sirio. Sea como sea, claramente Moscú ha tomado las riendas del avance de este conflicto, aprovechando el momento de transición por el que pasa Estados Unidos - representado en esta instancia por su Embajador en Astaná - , que ya no había participado activamente en los esfuerzos del pasado año llevados a cabo por Rusia y Turquía por concretar el cese al fuego. Incluso se habría circulado, en esta parada en la capital kazaja, un borrador de nueva Constitución para el Estado sirio, la cual propondría una mayor descentralización del país,  otorgando mayor cabida política y representativa a otros grupos étnicos además de los árabes, como kurdos, turkmenos o asirios.
De Astaná, las partes en el conflicto sirio se llevan, además de un nuevo comunicado mediante el cual Rusia, Turquía e Irán patrocinan y le dan respaldo al alto al fuego firmado el 29 de diciembre de 2016, la consolidación de un mecanismo trilateral que pretende impulsar las negociaciones de aquí en más. Tal como lo comentara el Enviado Especial de Naciones Unidas, el involucramiento de estos tres Estados que de uno u otro modo participan en el conflicto sirio, puede llegar a ser positivo a los efectos de lograr una mayor incidencia tanto en los grupos gubernamentales como en los opositores al régimen, de modo de poder lograr un entendimiento que derive en una nueva etapa del país.
En un camino que no se aventura libre de escollos, resta ver cómo los resultados en el campo de batalla y los resultados de las campañas contra ISIS/al-Nusra van condicionando las conversaciones. Además, surge la gran interrogante de cómo se plantará la Administración Trump en la continuación y resolución de este conflicto, que claramente parece quererse “desoccidentalizar”.
Por lo pronto, un logro diplomático para Kazajstán en oficiar de anfitrión de tan importantes conversaciones.-