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Mostrando las entradas de agosto, 2002

Crónicas Cariocas

Para los uruguayos, el pueblo brasilero es una envidiable comunidad de optimismo y alegría, no importa cuan difícil sea la situación por la que atraviesen. Dos ejemplos me permiten ilustrar mejor esta impresión. Una de las mejores formas de conocer a un pueblo es mezclarse con él, y una de las mejores maneras de hacerlo es viajar en ómnibus. El viaje en ómnibus, sobre todo a la hora de salida del trabajo es definitivamente una experiencia imperdible: la gente que de a poco va llenándolo, luego de pagar los R$ 1,20 correspondientes y pasar el molinete por el lado trasero, comienza a dialogar unos con otros, de una extremo al otro y a viva voz, entrecruzándose varias conversaciones en un mismo medio de transporte. Además del griterío, los vendedores ambulantes y los lisiados, en lugar de alternarse - como sucede en Uruguay- cohabitan en un mismo ómnibus, cada uno con su correspondiente speech marketinero. Por último, al bajar, nadie se mueve de sus lugares, ni frente a nuestro tímido ...