Acercándonos al corazón de Eurasia
Asia Central y el Cáucaso, epicentro de la nueva Ruta de la Seda
Ramiro Rodríguez Bausero
Setiembre 2017
Introducción: aproximándonos al corazón de Eurasia
Asia Central es una región del continente euroasiático que se extiende desde el mar Caspio hasta las fronteras de China y desde Rusia hasta Afganistán, incluyendo a las cinco repúblicas ex-soviéticas de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán, que surgieron como entidades políticas independientes luego del colapso de la URSS en 1991.
La región del Cáucaso se encuentra en el límite de Europa del Este y Asia occidental, entre los mares Negro y Caspio. Se la divide en la subregión de Cáucaso Sur, donde coexisten dos estados independientes de religión cristiana como Georgia y Armenia, y otro laico de religión mayoritariamente musulmana, Azerbaiyán; y el Cáucaso Norte, en donde se encuentran Rusia y siete repúblicas autónomas que forman parte de su Federación1.
El paisaje y las estructuras económicas de las cuatro Repúblicas más pequeñas de Asia Central es muy similar: Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán y Kirguistán forman una región económica basada en la agricultura, principalmente algodón y granos, así como en las actividades extractivas de petróleo, gas y metales estratégicos. Sus infraestructuras y relaciones económicas se constituyeron sobre la base de la interacción y la cooperación entre ellas, particularmente durante la época soviética. Se trata de una zona donde predomina el clima desértico o semi-
desértico, por lo cual la disputa sobre las escasas fuentes de agua en la región planteará un importante desafío para las autoridades de dichos Estados2.
Kazajistán, con casi 3 millones de km2, es el Estado más grande y económicamente más poderoso de la región, en gran parte debido a sus vastos recursos naturales. Precisamente, la diversificación de su economía más allá del petróleo, el gas y la minería constituye uno de los objetivos principales de la agenda económica del Presidente Nazarbayev, junto con la política de posicionar al país en la escena internacional.
En el año 2002 Kazajistán se convirtió en el primer país de la antigua URSS en recibir el grado inversor. Su economía se recuperó de manera importante luego de la crisis del 2008, con un incremento de su PBI de 7.5% en 2011 y 5% en 2012. A pesar de sufrir los embates de los bajos precios de petróleo en los últimos años, el país se ha instalado en la agenda internacional como sede de la Expo Astaná en este año 2017, y también por ser anfitrión de las llamadas Conversaciones de sobre Siria en la capital kazaja.
Por su parte, Uzbekistán busca aminorar su dependencia del cultivo del algodón –quinto exportador mundial y sexto mayor productor-, intentando diversificar su base agrícola a la vez de desarrollar su potencial en petróleo, gas y minerales, principalmente oro y uranio3.
A pesar de su situación privilegiada como nodo de oleoductos y gasoductos, Turkmenistán tiene varios desafíos que enfrentar, como sus altos niveles de pobreza, el acceso a agua potable, el deteriorado sistema educativo, el empleo que se hace de los ingresos derivados del petróleo, el gas, y los minerales, y la ausencia de medidas tendientes a crear condiciones de inversión más estables y seguras. Similares desafíos deben afrontar Kirguistán y Tayikistán.
En el Cáucaso, Azerbaiyán debe el crecimiento que ha tenido durante la primera década del siglo XXI al petróleo, el gran motor de desarrollo del país. De los países de la subregión es el que mejor ha capeado la crisis financiera
internacional del 2008, con un creciente incremento del ingreso y reducción de la pobreza del 50% de su población en 2001 al 7,6% en 2011, bajo la presidencia de los Aliyev. Su motto “Tierra de Fuego”, conocido principalmente a través del deporte, el turismo y la cultura, para promocionar a esta nación es una de las expresiones que representan el creciente activismo de este Estado en la arena regional e internacional.
La economía de Georgia, marcada por el conflicto que mantuvo con Rusia a raíz de los territorios de Abjasia y Osetia del Sur, se basa en algunos cultivos como uvas, cítricos, frutas y castañas, en la extracción de manganeso, cobre y oro. A partir del 2010 y 2011 la economía retomó su senda de crecimiento al entorno del 6%. El gobierno trata de aprovechar la situación nodal del país, como lugar de tránsito de gasoductos, oleoductos, carreteras y vías férreas entre Asia Central y Europa.
En la encrucijada de grandes Imperios, Armenia afronta todavía la dependencia comercial y económica de Rusia; su condición mediterránea, junto a su estrecha base exportadora y los monopolios en sectores claves de su economía hacen a este país muy vulnerable frente a los vaivenes económicos rusos. Armenia tiene solamente dos fronteras abiertas, con Irán al sur y Georgia al norte, ya que sus fronteras con Azerbaiyán y Turquía están cerradas desde 1994 a raíz del conflicto con los azerbaiyanos respecto de la región de Nagorno-Karabaj4.
La región se ha convertido en un entramado de ductos por donde fluyen el petróleo y el gas extraídos de los diferentes yacimientos, principalmente de Azerbaiyán, Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán. En esta red de oleoductos y gasoductos, los intereses de las diferentes potencias vecinas juegan un rol primordial al momento de asegurarse el continuo suministro de estos recursos, lo cual alienta la búsqueda permanente de nuevas alternativas. En efecto, proyectos como el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan –BTC- y el gasoducto Baku-Tbilisi-Erzurum
–BTE permiten el bombeo desde Azerbaiyán hasta Turquía sin depender de la red rusa5.
Hacia Oriente, sumado a los ya existentes oleoductos y gasoductos entre Turkmenistán/Kazajstán y la región china de Xinjiang, fue abierto en 2012 el gasoducto más largo del mundo, con más de 8.700km de tuberías entre Khorgos, en la frontera sino-kazaja, y las grandes ciudades costeras chinas.
Se destaca también el lanzamiento y puesta en agenda de otras iniciativas regionales, tales como diferentes corredores viales y ferroviarios en la cuenca del mar Caspio y el Cáucaso, como la reciente inauguración de la vía férrea internacional Baku-Tbilisi-Kars, que contribuirá grandemente a potenciar los corredores transversales desde Irán hasta Ucrania.
La recreación de la Ruta de la Seda: el Proyecto OBOR
De unos años a esta parte el corazón centroasiático ha venido cobrando mayor relevancia geopolítica, en buena parte debido a la mayor gravitación internacional que han adquirido algunos Estados de la región, como Azerbaiyán, Kazajstán, y Georgia, y también por la mirada que China ha depositado sobre su backyard.
En el año 2013 el Presidente chino Xi Xinping realizó el lanzamiento de la iniciativa Nueva Ruta de la Seda – One Belt, One Road, OBOR, o mejor Belt and Road Initiative, BRI6 –, que pretende, con la recreación del concepto de la histórica Ruta
de la Seda, conectar Asia y Europa mediante la inversión en grandes obras de infraestructura a través de corredores viales y marítimos que faciliten los intercambios comerciales a lo largo de su recorrido por la geografía euroasiática y africana.
El megaproyecto está compuesto de seis corredores terrestres7 a través de Eurasia, y la 21st Century Maritime Silk Road, que pretende consolidar una red de rutas marítimas conectando los puertos chinos con las costas de Asia meridional, África y Europa. Este proyecto chino está basado “en la defensa de un sistema económico mundial de tipo abierto y la materialización de un desarrollo diversificado, independiente, equilibrado y sostenible… destinado a profundizar la cooperación regional, reforzar el intercambio y el aprendizaje mutuo entre las civilizaciones…”8
Se estima que de alcanzarse las obras y los objetivos planteados por la iniciativa, la misma beneficiaría de manera directa a una población de 4,4 billones de personas – casi 2/3 de la población mundial -, con un PBI de USD 2,1 trillones, que representa 29% del producto mundial9.
El proyecto se enmarca dentro del interés de China de expandir su influencia fuera de fronteras de la mano de potenciar la inversión interna, especialmente de las regiones más atrasadas, de modo de integrarlas en un “holistic, externally oriented developement program”10. Desde su lanzamiento oficial, OBOR/BRI simboliza la creciente gravitación internacional de China en los asuntos globales, provocando un reperfilamiento en las dinámicas regionales de Asia y Europa11. Representa también la intención de China de cambiar el modelo de desarrollo económico llevado adelante hasta entonces, bajo una estrategia “hacia afuera”.
Sin perjuicio de que todavía no han cristalizado muchas de las obras prometidas o proyectadas, se pueden ir apreciando algunos frutos de la iniciativa. Tal es el caso de la conexión de vías férreas entre China y Europa, entre China e Irán12, el desarrollo de los puertos de El Pireo y Gwadar, el impulso otorgado a la ciudad fronteriza de Khorgos en Kazajstán como polo logístico en el centro de la estepa centroasiática.
La iniciativa OBOR/BRI se proyecta más allá del océano, alcanzando también a América Latina, enlazando con los proyectos de infraestructuras del continente, como las interconexión bioceánica, pasos fronterizos, puertos, carreteras, etc. A través de este proyecto, “China se esfuerza por conectar las estrategias de desarrollo con los países latinoamericanos”, cuyas exportaciones dependen grandemente del mercado chino13.
La presencia de Uruguay y la región en el Cáucaso y Asia Central
Durante existencia de la Unión Soviética, las relaciones que Uruguay mantenía con esta superpotencia en cierto modo “diluyeron” las relaciones particulares que nuestro país pudo haber tenido con sus Repúblicas integrantes, centralizándolas naturalmente en Moscú.
Luego del proceso que derivó en la desaparición de la URSS en 1991 y la consecuente aparición -o reaparición, según los casos- en la escena internacional de las unidades políticas que componían aquel conglomerado, Uruguay comenzó a entablar relaciones diplomáticas con las nuevas repúblicas. En esa línea, el establecimiento de relaciones diplomáticas con Ucrania y Armenia se realizó el 27 de mayo de 1992, y con Azerbaiyán el 12 de enero de 1995. Por su parte, con Kazajistán se produjo el 3 de julio de 1993, con Turkmenistán el 22 de julio de
1996, con Tayikistán el 1º de octubre de 1998, y con Georgia el 11 de mayo de 199414. Con Uzbekistán se produjo el 26 de diciembre de 19911516.
En materia de comercio exterior, el año 2012 marcó el pico de las exportaciones de Uruguay a los mercados de Asia Central y el Cáucaso. De hecho, en aquel año Uruguay fue el segundo mayor exportador de América Latina y el Caribe a los mercados centroasiáticos en forma agregada, por valor de casi USD 17 millones. El principal rubro de exportación de nuestro país a dichos mercados es “Carne y despojos comestibles”. En aquel momento, el rubro cárnico significaba casi el 75% de los valores exportados, seguido lejanamente por leche en polvo, manteca y cítricos.
Desde ese año 2012 los volúmenes exportados han ido disminuyendo hasta prácticamente tornarse en valores testimoniales, alcanzando casi USD 3,8 millones en 2015, y USD 1,4 millones en 2016.
En materia de importaciones desde los referidos destinos, no se registra comercio en el último trienio estudiado, salvo sulfatos desde Kazajstán -USD 19 mil- y apenas USD 5 mil desde Uzbekistán.
A nivel latinoamericano y caribeño, el volumen y valor de las exportaciones a las regiones analizadas es muy bajo. Brasil es el principal país exportador de la región hacia los cinco Estados de Asia Central: en el año 2015 exportó por más de USD 185 millones – luego de haberlo hecho por USD 242 en 2012- ; en el caso de Kazajstán y Uzbekistán figura en el lugar 25º y 35º de sus respectivas listas de países importadores. Para el año 2016, con mayor presencia comercial dentro de las importaciones de los países del Cáucaso, Brasil figura como el origen número 13, 13 y 21, de las compras de Armenia, Azerbaiyán y Georgia, respectivamente. Estos datos ubican a nuestro vecino norteño muy por encima del resto de los países latinoamericanos.
Asimismo, es del caso resaltar que el incremento que han experimentado las exportaciones brasileñas a la zona analizada también se vio reflejado en la mayor atención política-diplomática que el Brasil están prestando a esa región17, materializado en la apertura de su Misión Diplomática en Astaná y Ereván en 2006 y en sus Embajadas residentes en Bakú en 2009, y en Tbilisi en 2011.
Del mismo modo, Argentina, Colombia, Costa Rica, México y Perú, están procediendo a aumentar su presencia diplomática en la zona. Se destaca finalmente, que en enero de 2011 se realizó la apertura de un Consulado uruguayo en la capital kazaja, con el objetivo de contribuir al afianzamiento de las relaciones comerciales, culturales y turísticas entre ambos países1819.
Por su parte, la presencia diplomática de dichos Estados en nuestra región es escasa todavía, aunque se comienza a percibir mayor actividad política, diplomática y empresarial en América Latina. En este sentido se señala la instalación de las Misiones residentes de Azerbaiyán20, Georgia y Armenia en Argentina, Brasil y México y las de Kazajistán, Georgia y Armenia en Brasilia. El resto de los Estados de Asia Central no tienen presencia a nivel de Misiones residentes en la región.
Algunas reflexiones finales
En los últimos años, y por diversas causas, el corazón del continente euroasiático ha venido cobrando cada vez mayor visibilidad internacional, haciendo tornar la atención hacia esa región a la que Mackinder describía como “el pivot geográfico de la historia”. Esto ha motivado que potencias mundiales y regionales hayan vuelvo a recrear un “Gran Juego” en esa zona.
Por un lado, se advierte la mayor presencia internacional de Estados como Kazajstán, Azerbaiyán y Georgia, adquiriendo cada vez mayor gravitación regional y visibilidad mundial. Adicionalmente, Turquía ha consolidado una fuerte proyección hacia sus “hermanos” túrquicos21 del centro del continente, marcando una fuerte presencia comercial, cultural y política. Es insoslayable dejar de advertir los intereses rusos en su otrora zona de influencia exclusiva, que trascienden épocas y regímenes, así como la presencia norteamericana, la cual está enfocada principalmente en cuestiones energéticas y de seguridad, dada su vecindad con el convulsionado flanco sur de esa región22. Por último, y no menos importante, hay que destacar la mirada que ha puesto China en esta región de su fronteriza occidental.
Precisamente la iniciativa One Belt, One Road – no exenta de cuestionamientos y escepticismo – promete una fuerte inversión en materia de infraestructuras con el fin de conectar por vía terrestre y marítima los puertos y centros de procesamientos chinos con buena parte de Eurasia y otras regiones del planeta. La iniciativa china promete expandir el bienestar y la cooperación por toda su región circundante. En este sentido, Kazajstán, por su ubicación geográfica en el centro de la ruta hacia Europa, y por sus recursos naturales, aparece como uno de los grandes beneficiarios del plan chino. Sumado a la mayor presencia que está
adquiriendo a nivel regional y global, el Estado kazajo se avizora como un nuevo gran jugador al menos en el mapa centroasiático.
Son muchos los asuntos que esta región tiene pendientes de mejora, y que apenas fueron esbozados en este trabajo: conflictos interétnicos y religiosos, separatismos, corrupción, narcotráfico, mediterraneidad, acceso al agua, pobreza, déficit de infraestructuras, muchos de los cuales responden a la situación geográfica y al hecho de haber estado 70 años bajo dominación soviética.
La distancia geográfica del continente americano y particularmente desde Uruguay con el corazón del continente euroasiático, exige el desafío de analizar rutas comerciales, puntos de ingreso, controles fronterizos, costos de fletes, seguros, medios de pago, etc., todo lo cual incide directamente en el precio del producto y por ende su capacidad de ser competitivo frente a otras alternativas más cercanas y atractivas.
La iniciativa OBOR/BRI, en su capítulo latinoamericano, se muestra como una oportunidad para la región y para Uruguay de poder aprovechar ese ímpetu en poder integrar las economías del continente en las cadenas de valor del continente asiático y poder acceder a un nivel superior de relacionamiento comercial, superando la primarización de las exportaciones y avanzar hacia un esquema de beneficio mutuo y crecimiento inclusivo.
En esta línea, la apuesta que realiza China con la Iniciativa OBOR, que permite aventurar una región más interconectada, debería presentarse como el momentum de acercarnos desde el punto de vista comercial, pero también político y cultural, a una región que desde tiempos inmemoriales ha servido de encrucijada de culturas, civilizaciones y comercio.
Bibliografía consultada
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Cúneo, Miguel Ángel - La disolución de la URSS. Veinte años después (2012) – Serie de Artículos y Testimonios Nº 75- Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, Abril 2012.
De los Reyes, Marcelo Javier (2011)- La proyección de China sobre Asia Central, 2011
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Johnson, Christopher K. (2016)- President Xi Jinping’s Belt and Road Initiative. Centre for Strategic & International Studies, CSIS –Marzo 2016.
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Oficina del Grupo Dirigente de Fomento de la Construcción de la Franja y la Ruta, (2017) – Construcción conjunta de “la Franja y la Ruta”: Concepto, práctica y contribución de China.
Pantucci, Raffaello (2012) - Central Asia: Europe's Asia Pivot? –– EU Observer, Noviembre 2012
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Oficina del Grupo Dirigente de Fomento de la Construcción de la Franja y la Ruta, (2017) – Construcción conjunta de “la Franja y la Ruta”: Concepto, práctica y contribución de China.
Overview Reviews: Armenia, Azerbaiyán, Georgia – Banco Mundial – Disponible en www.worldbank.org/en/country Fecha de consulta 19/07/2017 Trade Map – Disponible en www.trademap.org
Plan de viaje
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sábado, 30 de septiembre de 2017
lunes, 25 de septiembre de 2017
domingo, 14 de mayo de 2017
LAS CONVERSACIONES SOBRE SIRIA Nueva parada en la capital kazaja
LAS CONVERSACIONES SOBRE SIRIA
Nueva parada en la capital kazaja Astaná, mayo 2017
por Ramiro Rodríguez Bausero
Nueva parada en la capital kazaja Astaná, mayo 2017
por Ramiro Rodríguez Bausero
Los días 3 y 4 de mayo se llevaron a cabo en la capital de Kazajstán, una nueva instancia de conversaciones relativas a la guerra civil en Siria, tal como había sido acordado el pasado mes de abril. En esta nueva parada del Proceso de Astaná participaron representantes de Rusia, Turquía e Irán, además de delegados del régimen de Damasco, así como funcionarios de los gobiernos de Jordania, Estados Unidos, y el Enviado Especial por Naciones Unidas, Staffan de Mistura. Los delegados de la llamada oposición abandonaron las conversaciones y no participaron de esta instancia.
El avance registrado en este encuentro fue la firma de un acuerdo por el que se constituirían zonas de “desescalada bélica” en varios puntos de Siria a determinar.
De acuerdo al Enviado de Naciones Unidas, se trató de encontrar un término adecuado a esta iniciativa, que trate de recoger la intención de los negociadores de que se verifique en las zonas determinadas la mayor reducción posible en el uso de armas, especialmente material bélico pesado y aviones.
El punto negativo, que permite aventurar la poca efectividad del acuerdo, es que el mismo no fue suscrito ni por las fuerzas gubernamentales sirias, ni por la oposición, que como fuera dicho abandonó las negociaciones una vez más en respuesta a la continuación de los ataques aéreos, y mantiene su disconformidad respecto de la participación iraní en este proceso de conversaciones. Respecto del gobierno de Al‐Assad, si bien se ha manifestado estar a lo acordado por las potencias garantes, también se ha expresado que continuará combatiendo a los grupos rebeldes allí donde estos se encuentren.
El objetivo de la instalación de estas cuatro zonas – que se establecerían en la provincia de Idlib, al noroeste del país, en la provincia central de Homs, la región controlada por los rebeldes al sur a lo largo del Jordán, y en las inmediaciones de Damasco1 ‐ es el de poner fin inmediato a la violencia y proporcionar las condiciones para el retorno de refugiados y 1 Más detalles de estas zonas de pueden obtener en http://mfa.gov.kz/index.php/en/last‐news/8822on‐the‐outcome‐of‐the‐fourth‐international‐meeting‐on‐syria‐within‐the‐framework‐of‐the‐astanaprocess
2
desplazados de manera segura y voluntaria. Asimismo, se acuerda que se tomarán medidas tendientes a restablecer infraestructuras básicas para la población.
Estados Unidos habría expresado ser partidario de cualquier iniciativa hacia la paz, a pesar de que estas cuatro regiones estarían también cerradas a la aviación norteamericana. En este sentido, fuentes del Pentágono habrían expresado que dado que las zonas no se encuentran en aéreas de actividad de ISIS, donde actúan principalmente las fuerzas norteamericanas, la creación de estas cuatro zonas no cambiaría o alteraría la misión militar de Estados Unidos de ningún modo.
El proceso de conversaciones llevado adelante en Ginebra y Astaná presenta como aspecto destacable y positivo, el hecho de estar logrando una continuidad en el tiempo, necesaria para que estos esfuerzos negociadores permanezcan en estado de alerta y al permanente escrutinio de la opinión pública internacional.
Lamentablemente la salida de la mesa de negociaciones y no participación de ese grupo que se etiqueta como “rebelde”, obsta grandemente a la legitimidad del propio proceso y por ende, al cumplimiento efectivo de las cuestiones que se van resolviendo.
Más allá de los esfuerzos de los negociadores de Rusia, Turquía e Irán, y las distintas iniciativas que han surgido, como esta última de crear esas cuatro zonas de “desescalada” bélica, el hecho de no contar con el apoyo ni del gobierno de Damasco, ni de las fuerzas “rebeldes”, amenaza que al acuerdo alcanzado sobre estas zonas quede en letra muerta, y enrarezca el ánimo y las esperanza de avance del todo el proceso.
Los participantes acordaron mantener el próximo encuentro en la capital kazaja a mediados de julio próximo, con una escala previa de consultas de expertos en Ankara dos semanas antes.
domingo, 2 de abril de 2017
LAS CONVERSACIONES SOBRE SIRIA Astaná y Ginebra, ¿nuevas oportunidades de avance?
LAS CONVERSACIONES SOBRE SIRIA
Astaná y Ginebra, ¿nuevas oportunidades de avance?
por Ramiro Rodríguez Bausero
2 de abril de 2017
El pasado 15 de
marzo culminó en Astaná, Kazajstán, una nueva ronda de conversaciones relativas
a la guerra civil siria. Los negociadores volvieron a sus lugares de origen luego
de dos días de reuniones sin ningún progreso sustancial bajo la manga.
A diferencia de
la primera reunión en la capital kazaja el 24 de enero, en esta oportunidad las
facciones rebeldes no se hicieron presentes en las conversaciones, debido
principalmente a las incesantes muestras de violencia que todavía siguen marcando
el conflicto sirio y a la prosecución de los enfrentamientos. El único acuerdo
alcanzado en esta nueva ronda de conversaciones es el referido al compromiso de
Turquía, Rusia e Irán de reunirse durante los primeros días del mes de mayo.
A la semana
siguiente los encuentros continuaron el Ginebra – Ginebra V-, luego de que el
enviado especial de Naciones Unidas, Steffan de Mistura anticipara a la
comunidad internacional que no esperaran grandes avances en esta nueva parada
negociadora, justamente por la complejidad de toda la situación y las muestras
que las partes involucradas estaban dando de no querer avanzar hacia un acuerdo
– naturalmente complejo - que contemple sus intereses.
La agenda de las
conversaciones está conformada por cuatro canastas: la canasta 1, referida al
logro de una gobernanza interna inclusiva y no sectaria, para lo cual se
propone un plazo de seis meses. Las propuestas respecto de este punto son tan
variadas como las ideas de cada actor involucrado respecto del modelo de país que
debe emerger del conflicto, desde soluciones más federalistas hasta otros
planteamientos que directamente propenden a una balcanización del país.
La canasta 2 es
la que se centra en alcanzar un proyecto de nueva constitución para Siria, para
lo cual también se impone un plazo de seis meses; la número 3 trabaja para la realización de elecciones
libres en un plazo de 18 meses, celebradas bajo supervisión de Naciones
Unidas, para las cuales todos los
ciudadanos sirios, incluyendo los que se encuentran en el exterior, puedan
participar.
Finalmente se
presenta una nueva canasta, la número 4, que refiere a los asuntos de contra
terrorismo, seguridad, y medidas de construcción de confianza. Respecto de la
inclusión de esta canasta 4, incorporada a instancia del gobierno sirio, la
misma fue rechazada por el HNC, el Alto Comité Negociador que nuclea a casi
toda la oposición “rebelde” del país. Este hecho, sumado a la diferencia de
visiones respecto del futuro Estado, impulsó a los representantes del Consejo
Nacional Kurdo a retirarse del Alto Comité, precisamente por sentirse no
respetados en sus “derechos constitucionales” y por no lograr el apoyo a la solución
federal impulsada por ellos en el seno del Comité.
Otro punto
importante que también contribuye a obstaculizar el avance de las
conversaciones es el relativo a las diferencias que existen respecto del papel
de Naciones Unidas como intermediario de estas negociaciones. En este sentido,
el gobierno sirio prefiere mantener este esquema de conversaciones indirecto –
a través del Enviado Especial de ONU -, a diferencia de los rebeldes que son
defensores de un diálogo directo con los representantes del gobierno sirio.
Históricamente ha
sido difícil llevar adelante conversaciones de paz mientras el conflicto en el
campo de batalla sigue desarrollándose y continúa marcando el ritmo de
aquellas. Negociaciones emblemáticas se han llevado adelante con marchas y
contramarchas de acuerdo a los avances o derrotas en el frente de guerra. En este
caso particular, ambas partes del conflicto – gobierno y grupos rebeldes – se
acusan mutuamente de seguir llevando adelante acciones en el terreno; del lado
del gobierno de al-Assad, respecto de la reciente ofensiva rebelde en la
provincia central de Hama, y del lado de las fuerzas opositoras, las
acusaciones de que el gobierno está atacando zonas civiles, como escuelas y
centros médicos, así como de estar realizando arrestos arbitrarios de entre la
población.
Como fuera
mencionado los tres países auspiciantes de las negociaciones, Turquía, Rusia e Irán,
acordaron en Astaná volverse a reunir a principios de mayo, luego de celebrar
reuniones de consultas de expertos en Teherán a mediados de abril. Sobre esta
nueva reunión en la capital iraní, Mistura pretende que los tres Estados
garantes contribuyan a revitalizar el cese al fuego acordado en diciembre de
2016, cuyas continuas violaciones de ambas partes constituyen el principal
obstáculo para el logro de una solución duradera. En este sentido, se destaca
el hecho de que Irán se erige oficialmente en tercer garante de este proceso,
consolidando un triunvirato de Estados aparentemente dispuestos a acompañar y garantizar
el proceso en un país donde convergen importantes intereses de cada uno de
ellos. Por lo expuesto, es fundamental lograr el apoyo de estos países a un
tortuoso camino hacia una salida del conflicto sirio, tratando de superar las
recíprocas suspicacias sobre los apoyos de Rusia e Irán el régimen de los Assad,
y de Turquía a algunas facciones rebeldes[1],
y de ese modo trabajar mancomunadamente para poner fin a una guerra que ya
ingresó en su séptimo año, con un saldo de más de 400,000 muertos, la mitad de
la población del país fuera de sus hogares y una crisis humanitaria y de
refugiados sin precedentes.-
[1]
Amén de las acusaciones por parte del gobierno de que los grupos opositores
responden a manipulaciones de Arabia Saudita y Qatar, además de Turquía.
sábado, 4 de febrero de 2017
Las Conversaciones de Astaná sobre Siria
Las Conversaciones de Astaná sobre Siria
Negociaciones en la estepa
por Ramiro Rodriguez Bausero
4/2/2017
Los pasados 23 y
24 de enero se celebraron en Astaná, la capital de Kazajstán, una nueva ronda
de conversaciones relativas a la guerra civil que desde hace casi seis años
asola territorio sirio. En esta instancia confluyeron a la ciudad kazaja
representantes del gobierno de Bashar al-Assad, de los grupos opositores al
régimen, también de los gobiernos de Rusia, Turquía e Irán, así como el Enviado
Especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura.
Este nuevo
intento de acercamiento de las partes, aprovechando la hospitalidad y el
interés del gobierno kazajo de tomar mayor visibilidad en la escena
internacional en sus intentos de posicionar al gran Estado centroasiático como
importante actor regional, presenta algunas novedades que distinguen este
encuentro respecto de los anteriores.
En primer lugar,
se advierte un mayor alineamiento entre Turquía y Rusia, países que llegan a
Astaná – junto con Irán – patrocinando una posición común, o por lo menos una
posición más cercana que la que ambos Estados tenían hasta hace poco tiempo. En
este sentido, Ankara habría suavizado su interés en la finalización del régimen
de al-Assad, seguramente a la luz de los distintos frentes abiertos que el
gobierno de Erdogan tiene que atender, tanto a nivel externo como interno, como
son la seguidilla de atentados terroristas en territorio turco y el combate
tanto dentro como fuera de fronteras de movimientos y fuerzas kurdas.
El comunicado
conjunto emitido en esta ocasión[1]
establece la creación de un mecanismo trilateral que asegure el pleno
cumplimiento del alto al fuego pactado el 29 de diciembre de 2016, así como
prevenir cualquier provocación que pueda amenazar la tregua pactada. Asimismo,
se establece que lucharán de forma conjunta contra ISIS y el Frente al-Nusra,
grupo que recientemente cambió su nombre para Jabhat Fateh al-Sham.
Estas
conversaciones, que continuarán a fines de febrero en Ginebra – luego de
posponer la fecha originalmente prevista del 8 de febrero - , presentan algunos
aspectos que pueden obstar al efectivo cumplimiento de los puntos acordados.
Para empezar, el hecho de que no todos los grupos opositores están
representados en ellas. En efecto, el llamado Consejo Democrático Sirio del
noreste del territorio – de fuerte presencia kurda -no habría recibido
invitación por parte de Moscú para esta cita en Kazajstán. Adicionalmente, el
poderoso grupo opositor Ahrar Al-Sham declinó su participación en esta reunión
por la continuación de los enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales en
la periferia de Damasco.
Asimismo, las
partes en conflicto no se vieron las caras directamente en esta reunión – salvo
en la ceremonia de apertura - , a pesar de que era lo deseado, ante la negativa
de los rebeldes a hacerlo, en virtud de la continuación de los enfrentamientos
en las afueras de Damasco – particularmente en la zona de Wadi Badara,
localidad de gran importancia estratégica por ser el principal abastecedor de
agua potable para la capital siria - , y también debido a la incorporación de
Irán a la mesa de negociaciones, Estado que ha estado históricamente aliado al
régimen de los Assad.
Por otro lado, se
advierten diferencias en cuanto a los objetivos de cada parte. La delegación
del gobierno sirio se habría planteado la meta de llegar a una deposición de
las armas por parte de los grupos rebeldes. Del lado de estos grupos, que como
fuera dicho, carecen de una representación clara y total de toda la oposición a
Al Assad, el único interés en este estado del conflicto es el de consolidar el alto al fuego de
diciembre pasado, y lograr la retirada
del país de las milicias respaldadas por Irán, para lo cual es importante en
este sentido la presión que puedan ejercer Rusia y Turquía sobre Teherán. Para
más adelante quedarían las cuestiones relativas a la ayuda humanitaria y la
liberación de prisioneros.
Del lado de las
potencias regionales, particularmente de Rusia, se avizoraría el interés en
trabajar para arribar a una solución política de la situación siria más allá
del alto al fuego. En este sentido,
algunos analistas llaman la atención respecto del mayor interés de Moscú de acercarse
a los grupos suníes, además de sus aliados chiíes y alawitas del gobierno
sirio. Sea como sea, claramente Moscú ha tomado las riendas del avance de este
conflicto, aprovechando el momento de transición por el que pasa Estados Unidos
- representado en esta instancia por su Embajador en Astaná - , que ya no había
participado activamente en los esfuerzos del pasado año llevados a cabo por
Rusia y Turquía por concretar el cese al fuego. Incluso se habría circulado, en
esta parada en la capital kazaja, un borrador de nueva Constitución para el
Estado sirio, la cual propondría una mayor descentralización del país, otorgando mayor cabida política y
representativa a otros grupos étnicos además de los árabes, como kurdos,
turkmenos o asirios.
De Astaná, las
partes en el conflicto sirio se llevan, además de un nuevo comunicado mediante
el cual Rusia, Turquía e Irán patrocinan y le dan respaldo al alto al fuego
firmado el 29 de diciembre de 2016, la consolidación de un mecanismo trilateral
que pretende impulsar las negociaciones de aquí en más. Tal como lo comentara
el Enviado Especial de Naciones Unidas, el involucramiento de estos tres
Estados que de uno u otro modo participan en el conflicto sirio, puede llegar a
ser positivo a los efectos de lograr una mayor incidencia tanto en los grupos
gubernamentales como en los opositores al régimen, de modo de poder lograr un
entendimiento que derive en una nueva etapa del país.
En un camino que
no se aventura libre de escollos, resta ver cómo los resultados en el campo de
batalla y los resultados de las campañas contra ISIS/al-Nusra van condicionando
las conversaciones. Además, surge la gran interrogante de cómo se plantará la Administración
Trump en la continuación y resolución de este conflicto, que claramente parece
quererse “desoccidentalizar”.
Por lo pronto,
un logro diplomático para Kazajstán en oficiar de anfitrión de tan importantes
conversaciones.-